Lunes, 1 de Febrero del 2021

Agradece la presencia de Dios en ti

Agradece la presencia de Dios en ti

 

Creemos que tenemos que estar continuamente ganándonos la valoración del mundo y hemos de tener claro que todo lo que hacemos desde el mundo es siempre para encontrar nuestra valía en él. Damos y damos y si no se nos responde tal como habíamos previsto, cumpliendo con nuestras expectativas, nos enfadamos.

Las expectativas nos hacen esclavos del mundo que vemos.

Dejamos todo en manos de los resultados que obtengamos de esa valoración mundana, perdemos y vendemos nuestro poder, nuestra fortaleza, nuestra verdad y esto, de nuevo, es un error. Esperar la valoración externa es olvidarnos de quién somos realmente.

El agradecimiento juega un importante papel aquí. Todo pensamiento de Dios está siempre contigo y dar las gracias por ello hace que todo obstáculo y miedo desaparezcan. Ríndete al deseo de estar en Dios. Las gracias siempre van a unidas al reconocimiento de que tienes algo. Al hacer uso de ese algo es como muestro mi agradecimiento. Si hago uso de Dios en mí, estoy dando las gracias. Esta es la forma en la que Dios nos pide que demos las gracias. La plenitud, la paz y la felicidad surgen cuando extendemos y compartimos el amor de Dios sin expectativas, sin control, sin esperar recibir nada a cambio, pero no porque tú te esfuerces a no esperar, es porque ya has sentido tanto al darlo, que ya no necesitas mirar más afuera para recibir nada. No necesitas más valorarte a través del mundo.

No has de hacer esfuerzos, pues Dios llega al lugar que tiene que llegar, no eres tú el que dice dónde ni como, tú única función es ser canal y agradecer.

Todo esto es para con nosotros mismos, no hay nadie ahí fuera, olvídate ya.

Olvídate ya de lo que crees necesitar, no sabes lo que necesitas. Lo único que necesitas es dar las gracias. Date las gracias a ti mismo, que elegiste ser canal de Dios, date las gracias por tu obediencia y tu rendición. Da gracias por haber soltado toda identificación con el miedo, por haber tenido misericordia de ti y haber permitido consagrarte a ser emisario de la Luz, a ser emisario de Vida aquí en el mundo.

Da gracias eternamente, levántate dando gracias. No hay un Dios externo que venga a quitarte nada, no hay un Dios que te vaya a juzgar, a darte o a negarte. Ni siquiera el mundo lo hace.

Céntrate en reconocerte y darte las gracias y desde ahí podrás darle la bienvenida al Cristo. El Cristo te regala la verdadera visión para que te veas en la total misericordia de Dios, para que te veas ese canal puro, para que veas a todo hermano como uno contigo, no hay dos.

Todo ese espejo que has puesto fuera tanto tiempo, proyectando tu culpa, ahora se convierte en una extensión de tu amor. Todo lo que agradeces ahí fuera, al ser una expresión de tu mente, te lo estás diciendo a ti mismo. Suelta ya el pensar que pierdes en el mundo cuando das amor. Estás ganado porque estás abriéndote a Dios, sintiendo a Dios, es únicamente tu relación con Dios lo que haces siempre, no hay un mundo ahí pidiéndote nada, ni tú dándole nada al mundo. Siempre nos estamos relacionando con Dios y Dios está en todo hijo, todo hermano, toda extensión de tu mente está ahí.

Date las gracias de nuevo, dale las gracias a Dios porque nunca ha dejado de dártelas a ti. Nunca ha dejado de llamarte. Abrázalo con todo tu amor. Piérdete en Él, deja que cada poro de tu cuerpo se abra, se inunde de Él, se convierta en una llama viva de luz de energía brillante, de amor luminoso.

Conviértete hoy en Dios. Extiéndete hoy en Él y deja que brille en el mundo. Esta es tu única función aquí. Da las gracias por recordarla, por estar leyendo esto, por estar dispuesto a realizarlo.

Quédate muy quedo ahora, sintiendo la gratitud y el amor de Dios, su misericordia.

 

Compartelo en las redes sociales