Miércoles, 14 de Noviembre del 2018

Gracias México

Aun resuenan en mi, tantos momentos de perdón compartido, milagros vividos, miradas inocentes intercambiadas; Sí a la Vida, esa vida en rendición que se nos ofrece.

El Maestro estuvo con nosotros durante todo el viaje, en las pruebas que vivimos, en la visión correcta y en el abrazo amoroso; cuando el dolor y el miedo hicieron también presa en nuestra mente. Recibimos Sus mensajes, sentimos Sus apapachos y el Amor del Padre en cada “Dios te bendiga”, en cada abrazo, en cada regalo que nos llevamos, como muestras de amor y de agradecimiento por una labor bien hecha, en el sentido de un Sí claro, comprometido, inocente y en total rendición al Plan.

Aun sigo muy emocionada por todos los recuerdos que aún  vivo, por todas las ideas creativas que pasan por mi mente, deseos de compartir, de dar forma a proyectos, a una unión y hermanamiento de mentes y lugares donde poder acoger a hijos de Dios y seguir compartiendo perdón y Vida.

La Escuela sigue dispuesta, diciendo Sí al Plan, Sí a la Vida, Sí al Amor, desde este nuestro propósito de Unicidad, sin diferencia de raza, cultura o credo.

Desde este nivel de Unicidad, de no diferencia, de no separación, en el que ya somos Uno en el Amor, solo nos toca recordar y compartir esto, con todo el respeto y el reconocimiento de que nuestro hermano ya es Dios, ya es inocencia y Amor.

No perdamos de vista nuestro cometido, estamos de paso aquí, y lo que no hagamos ahora, regresaremos a hacerlo. No perdamos de vista que no somos nada por nuestra cuenta, pero que ya lo somos todo en esa Unicidad y en Dios. Nuestra función es generar ese lugar en el que Dios quiere hacerse visible, hacerse real aquí, en ese sueño feliz, que no tiene por qué ser con esfuerzo ni con dolor, sino con alegría.

Cuando llegue el dolor, debemos saber soltarlo. Cuando llegue la soledad, la incomprensión, la falta de aprobación desde el mundo, debemos saber soltarla y agarrarnos solo a la única fuente, Vida y Amor, que ya es en nosotros y que nos sostiene.

Mi corazón está lleno de alegría y agradecimiento por cada hermano que he conocido en esta gira, en esta gran maratón de sanación que hemos realizado en diversos y bellos lugares, a través de distintas experiencias personales, con distintas mentes, .… ¡tantos regalos!

Con un “Gracias, Padre” entré y con un “Gracias, Padre” salí de esta también mi tierra, el lugar del Santo e Inocente Hijo de Dios.

Agradecida por todo lo recibido en todos los niveles. En mi compartir siento mi conciencia expandirse hacia un lugar, fuera del tiempo y espacio donde solo el Amor es real y en forma de inocencia nos une y libera.  En este lugar, siempre hay un impulso de mi conciencia hacia Dios.

Gracias por tanto Amor.

Agradezco al Padre que siga en mí, a través de mí y a través de cada uno de vosotros.

Gracias, gracias Padre, gracias México y gracias a la Vida.

Seguimos estando en ese lugar donde no puede haber separación, ni diferencias; en ese instante de Presencia. Donde solo somos Uno en Dios.

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