Audios para acompañarte a la realización del Libro de Ejercicios de UCDM - Un Curso de Milagros.
Lección 348 "Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu gracias me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba" Donde no hay culpa, no hay miedo ni temor. Hoy abandonó todo juicio y me quedo solo con los pensamientos de amor que el milagro de mi inocencia, me otorga. Hoy acepto rodearme de tu santidad impecable Padre, pues esta es mi voluntad y la tuya.
Lección 349 "Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que, en lugar de juzgarlas, les conceda a cada una un milagro de amor" La Visión de Cristo nos trae la percepción verdadera de todo nuestro mundo liberándonos de todos los lazos de especialísimo que nos unen a el. Hoy acepto la curación que me ofreces dando todo aquello que deseo recibir.
Lección 350 "Los milagros son un reflejo del eterno Amor de Dios. Ofrecerlos es recordarlo a Él, y mediante Su recuerdo, salvar al mundo" Recuerda ahora y siempre que eres el eterno reflejo del Amor de Dios Recuerda cuánto te ama tu padre. Que este Amor sea el impulso que te lleve a compartir el perdón, con todos tus hermanos.
Hay una pregunta que ha mantenido a la mente encarcelado en bucles ilusorios de nacimiento y muerte buscando su respuesta. Esta pregunta ha sido ¿Quién soy? Has estado buscando quién eres en tus relaciones, en tu trabajo, en tu cuerpo, en las distintas identidades que has representado, en búsqueda de estructuras que te definieran y te protegieran.
Recordar que soy es recordar que es mi hermano pues solo hay Uno. Hoy invito al Espíritu Santo para que traiga a mi mente el deseo de elegir cada instante ver a mi hermano y a todo lo que me rodea, como un reflejo de mi pura inocencia en el amor y la verdad que soy.
Cuida de elegir en tu mente solo los pensamientos que te hablan del amor que eres como extensión de Dios. Y sólo ocúpate de ver su reflejo en todo lo que te rodea. Todo lo demás es falta de amor, cuyo objetivo es buscar las falsas identidades, que andas reafirmando proyectando tus juicios sobre el mundo. Déjalas ir en paz pues ya no corresponden a tu realidad.
No puede haber medias tintas en tu mente. O estás en el miedo o eliges ser Amor. Y para ello has de entregar tu vida a ser Cristo. Ser Cristo es tener como único propósito ver la inocencia transcendiendo, con el perdón, toda forma que genere identidad, separación y desigualdad en tu mente y en tu vida.
Abrazar a Cristo es aceptar nuestro único propósito, que es vivir en unión con el Amor, vivir siendo uno en Dios. Cristo, nuestro ser y el recuerdo de nuestra inocencia, aflora en ti pidiéndote que te rindas a El, para que pueda mostrarte tu unidad con todo y con El Todo, y como vivir siendo Dios aquí.
La comprension viene con la rendición y confianza en la Palabra de Dios. Soltar la razón nos abre a aceptar la paz y la dicha que nos ofrece el recordar que somos Uno en el amor de Dios. Y que temer desde ahí? Acepta hoy, no te resistas más, la verdad que eres y permite que haga milagros en ti, para que tú puedas darlos al mundo.
Gracias Padre por recordarme mi nombre, mi esencia, mi verdadera identidad. Gracias Padre por darme el milagro, ese reflejo del amor que sientes por mi. Gracias Padre por regalarme la curación simplemente con invocarte, con elegirte. Hoy acepto que el recuerdo del amor que soy ocupe mi mente y mi vida, pues elijo solamente pensar con los pensamientos de amor con los que me creaste.
Hoy de nuevo el perdón que es el reflejo de la verdad nos enseña cómo ofrecer milagros para así poder escapar de la cárcel de juicios, miedo y culpa en la que vivimos, y en la que mantenemos a nuestro hermano con nosotros. Acepto la impecabilidad de mi hermano y permito que esta verdad sane mi mente y me libere de toda creencia e identidad errónea. Invoco la verdad cada instante.
Hoy dejo de pagar con mi negación y mi no merecimiento al amor en las formas que la vida me trae, las falsas deudas de culpa con las que emprendí mi existencia. Hoy me rindo a aceptar la única respuesta que realmente deseo que es el recuerdo de ser Uno en el Amor, Uno en Dios, de no ser nada de lo que este mundo perecedero me ofrece.
Al principio, el indicativo de que estábamos haciendo desaparecer al ego era el miedo, pues no sabíamos los beneficios del perdón. Hoy Padre tu respuesta viene de la mano de la paz y de la dicha. Pues ya sabemos los regalos que nos aguardan al perdonar, al recordar “que somos”.
Hoy solo deseo aquello que es mi propósito, alcanzar por lo que empecé este camino de deshacimiento, por lo que nací, para lo que existo y para lo que hoy recuerdo. Hoy solo acepto la paz de Dios.
Ahora utilizaremos la mínima cantidad de palabras posible. Pues ahora lo único que buscamos es ir más allá de ellas a vivir la experiencia del amor. Las últimas lecciones son el final de nuestra existencia como mentes separadas. Tú eliges cuanto quieres que dure este aprendizaje final. Entreguemos nuestra vida al Espíritu Santo para que el nos guíe al hogar.