Jueves, 24 de Septiembre del 2020

Esta es la ley del Amor: lo que das a los demás es el regalo que te haces a ti mismo

Esta es la ley del Amor: lo que das a los demás es el regalo que te haces a ti mismo

Artículo inspirado en el ejercicio 344 de Un Curso de Milagros

 

Evocamos la enseñanza de Jesús cuando nos recordaba la importancia de amar al prójimo hasta el punto de amarlo como te amas a ti mismo.

¡Qué mal hemos interpretado esta idea desde el aspecto ego (ísta)!. El error de interpretación tiene dos caras, por un lado el ego te dice: olvídate del otro y escoge amarte a ti por encima de él.

Pero hay otro aspecto del ego, el que te dice que te sacrifiques, que te olvides de amarte a ti mismo y pongas a tu hermano por delante de ti. Este engaño nos lleva a la idea de que el “otro” es real y por lo tanto sus necesidades también. Es importante recordar que no estamos poniendo nada externo antes que a nosotros mismos, porque todo lo que hay fuera procede de mí. Este es el engaño del ego que te hace creer que debes mirar, proteger, cuidar y mimar lo que hay fuera.

Cuando se te dice “ama a tu prójimo como a ti mismo” no se te pide ningún sacrificio. Cuando llegas a las puertas de encontrarte con Dios, te das cuenta que no te puede pedir nada, nada que te pueda hacer sufrir, nada que sea pérdida para ti, porque el amor es abundancia y solo da en la medida que es y lo es todo. Recuerda esto y no lo olvides, esta es la ley del amor.

Ya hemos visto que la lección que nos vende el ego es sacrifícate, olvídate de ti para creer que estás amando a los demás… ¡No!, estás comprando el amor, estás proyectando inseguridad, debilidad, comprando especialismo y asegurando las identidades que has fabricado.

Hemos estado equivocados, continuamente buscando lo que no deseábamos, creyendo tener un gran tesoro, pero ahora nos hemos dado cuenta de que ese tesoro es un lugar vacío en el que nunca hubo nada. Todo lo que hemos buscado en nuestras relaciones, en nuestras identidades, en el mundo … era un concepto, una idea cuyo cimiento o estructura es el miedo, la ausencia de verdadera identidad, el olvido, la nada. Ahora ya no queremos seguir buscando ahí, porque hemos aprendido que la ley del amor nos recuerda que todo lo que damos es a nosotros mismos a quien se lo damos. Por lo tanto, no se nos priva ni se nos quita nada.

Dar significa compartir, no ver separación, ver solo Unicidad, eso es lo único que podemos dar: la igualdad en el amor que somos. De esta manera cuando estamos dando, cuando estamos compartiendo Unicidad y cuando recordamos que el otro es uno al igual que nosotros, en este instante, lo recibimos todo. No hay nada más que necesitemos aquí.

Esta es la ley del amor: todo aquel que veo inocente me trae mi inocencia, todo aquello que doy es lo que recibo, amar al otro es reconocer que soy uno en Dios y así puedo reconocer que mi hermano es uno en Dios también porque es uno en mí. Esta es la compleción, lo que me lleva a completarme, a completar a la humanidad en el estado de Unicidad.

El recuerdo de nuestra unidad en la inocencia nos lleva a comprender que buscamos lo mismo porque no nos hemos podido separar.

Aquel que parece que es mi enemigo, está buscando la paz como yo; aquel que parece que me abandonó, se siente abandonado igual que yo; aquel que tiene miedo y controla, que se siente escaso y no comparte, me está recordando que olvidé lo abundante que soy y por otra parte me está dando la oportunidad de que recuerde mi inocencia, mi abundancia junto con la de él.

Solo desde ahí caminamos juntos, solo desde ahí reconocemos lo cerca que está el Padre de nosotros, uniéndonos, reconociendo que nuestras voluntades están unidas a las de Él.

La ley del amor me lleva al milagro, a vivir esa percepción correcta de lo que soy, me lleva a dar realmente lo único que he podido recibir.

Cuida ahora hermano de que no se te cuele el miedo, de que no te escondas detrás de personajes, aparentemente aceptables para el amor, pero que esconden sacrificio, esfuerzo, control, deseo de ser especial y deseo de tener razón.

Da realmente todo lo que se te dio, da únicamente lo que eres, compártelo, comprendiendo que solo hay Uno, comprendiendo que todos tus hermanos son inocentes al igual que tú y es ahí donde caminamos juntos

 

 

 

Compartelo en las redes sociales