Lunes, 7 de Septiembre del 2020

Dios siempre responde a nuestra llamada

No necesito más que llamar y Tú me contestarás

Artículo inspirado en el ejercicio 327 de Un Curso de Milagros

 

Hoy se te ofrece un regalo inigualable. Un regalo que transformará tu visión del mundo como ese lugar difícil e inhóspito, donde defenderte y huir de los aparentes ataques.

Hoy se te ofrece renovar tu confianza y tu fe descubriendo en cada experiencia, la oportunidad de abrirte a recibir los regalos que el amor te ofrece.

De este modo tu vida se convierte en una oportunidad para sentirte amado y guiado.

Hoy dejo de sentirme víctima del mundo para ver en cada situación una oportunidad para elegir el amor y recibir los regalos que mi Creador tiene salvaguardados para mí.

 

El Padre nos dice que somos su Creación, y por tanto el amor puro de Dios.

Podemos escucharle decirnos … “Te amo, no hay nada que temer pues Yo estoy contigo. Déjame que te ame, déjame que te cuide, déjame que te recuerde que estás unido eternamente a Mi con un vínculo inquebrantable. Sólo tienes que llamarme pues yo siempre te contestaré”.

 

Hoy recordamos la confianza y la rendición plena al juego de la vida que nuestra propia mente genera, para experimentar la experiencia de separación.

Cada prueba que surge en el camino de vuelta a casa es una nueva experiencia para soltar el control, soltar las riendas, soltar toda estructura e identidad. Cada paso es un salto al vacío soltando toda ilusión, con la confianza plena en que somos sostenidos y todas nuestras necesidades están cubiertas. Nuestra única necesidad es el recuerdo del Amor, nuestra plenitud en él, la percepción de la verdadera realidad que cubre cualquier necesidad que creamos tener.

Todos los escenarios contienen las lecciones que necesitamos aprender para recordar que somos Uno con el Padre. Cuando no juzgamos estos escenarios como situaciones de pérdida y renuncia, cuando no hacemos ningún juicio sobre ellos, todo se transforma en una oportunidad de amar, todo se convierte en una oportunidad para recordar. Al abrir el arca de nuestro tesoro tomará forma la abundancia, plenitud, totalidad, suficiencia, capacidad, relaciones felices, experiencias creativas, nuevas, inteligencia, intuición…

Somos seres co-creando continuamente desde el amor que somos, y que fluye a través nuestra cuando no hacemos juicios, cuando somos conscientes de que nuestro único propósito aquí es recordar, transmitir a Dios, compartirlo con todo hermano. Toda creatividad que es el Amor puro surge, toda palabra y elocuencia se transmite desde ahí.

Escuchamos la Voz cuando hay rendición, cuando hay deseo de encontrarse en Dios… entonces toda experiencia se convierte en una oportunidad de aprender, de recordar. Todo lo que vivamos deja de ser pruebas difíciles, pruebas de renuncia y desapego.

No necesitamos más que llamar para obtener una respuesta inmediata. Todas las promesas se convierten en reales aquí y ahora en nuestra experiencia de vida, viviendo lo que nos toca vivir, trasmutando el miedo en Amor, dejando ir todas nuestras identidades, eligiendo el Amor en cada momento difícil. Es viviendo nuestras experiencias sin juzgarlas como la fe vuelve a nuestra mente.

Es soltando todo el control, toda expectativa, dejando de tomar decisiones por nuestra cuenta, confiando en las promesas que el Padre nos hace de traernos la Paz, de darnos todo lo que necesitamos, como llegan a nuestra experiencia, pero no de la forma que nosotros esperamos sino de la forma que necesitamos.

Esta es la fe que no se rompe, por mucha ilusión y juicio que queramos poner en nuestra mente, por mucha apariencia de dolor, de enfermedad, de muerte, de sufrimiento. Esta fe no se quebranta con ninguna invención de nuestra mente separada.

Cada vez caminamos más rápido, más cerca, en la senda que nos conduce hacia el Padre. En ese camino estamos seguros porque ahí nos espera toda Verdad, toda Paz, toda la ayuda necesaria, en forma de experiencias distintas, en forma de comprensión profunda.

Por eso Padre hoy te doy las gracias en este nuevo remanso de paz, de confianza, donde llamo, apelo de nuevo a Ti, y sé con seguridad que me contestarás con las experiencias que necesite vivir, para recordar que Tú siempre estás ahí, en esa elección que haré, Tú aparecerás recordando que sigo siendo Uno en Ti.

Tú eres tu palabra, y tu palabra es Verdad y Vida para mí. Sé que vas a proveer los medios a través de los cuales llegue a mí de nuevo la convicción, la Unicidad, dándome la eterna seguridad de ser Uno en tu Amor.

Hoy llamo a tu puerta Padre, ansioso de ver tu respuesta en cada experiencia que hoy se me ofrezca y que yo elijo vivir.

 

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