Lunes, 2 de Abril del 2018

Enseña que no he muerto, mostrando que vivo en ti.

Enseña que no he muerto, mostrando que vivo en ti. Esta es mi Resurrección.
 
La vida es el gran escenario donde el Amor, la misericordia, la bondad, el no esfuerzo, el no sacrificio, la honestidad, la coherencia, el merecimiento y la abundancia son vividos en armonía y equilibrio, con el único objetivo de mostrar el Amor que eres. Es momento de vivir y no seguir negando los dones que nuestra mente recta nos regala.
 
El cuerpo ya no está al servicio de la muerte. Sólo está al servicio de generar una gran red donde el Hijo de Dios  tenga su lugar en este gran plan de vuelta a casa. Reconociéndose Uno en su Padre; inspirado en el Amor que corre por sus venas, que une sus pensamientos, manifiesta sus emociones y dirige sus acciones.
 
Es hora de elegir todos esos instantes de plenitud, de abundancia, de Sí a la Vida, de enfrentarse a los miedos. Es hora de elegir conmigo y soltar las vendas que oprimen la creencia en que para ti no hay o no puedes. Es cierto que no puedes solo; pero si me permites estar contigo, juntos podremos.
 
La vida en sí misma no tiene importancia como fin último. Tu existencia toma sentido cuando niegas la muerte y dejas de identificarte con el cuerpo que la reafirma. Atrás quedó la creencia en la esclavitud.
 
La rendición al Amor ha llegado y con ella las alas de la Inocencia han desplegado en tu mente todo su poder. ¿Hacia dónde te vas a dirigir? ¿Cómo vas a mostrar que la muerte o el cuerpo que le da vida, no son reales? ¿Cómo vas a mostrar el Amor que eres al mundo? ¿Cuál es tu renacer, aquí y ahora?
 
No hace falta que te vayas muy lejos; mira a tu alrededor y podrás ver un sinfín de oportunidades para mostrar la Verdad que tú y yo sabemos que eres. El regalo de la vida en el Amor es un regalo que se alimenta y crece al compartirse.
 
Trae la luz al mundo, al no negarte en tu mente, tus acciones y tus emociones; al abrirte a recibir todos los regalos que hay para ti. Elimina el no puedo o no merezco; abraza tu capacidad y divino poder en mí, y vayamos juntos a contárselo a todos aquellos que lo olvidaron.
 
Sé testigo mío, sé testigo de la Inocencia en ti, siendo feliz aquí y ahora.
 
Que así sea.
 
 
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