Viernes, 22 de Septiembre del 2017

Buenos días en la Presencia divina

Buenos días en la Presencia divina.
Buenos días en el Amor eterno.
Gracias, Padre, por recordarnos que somos Uno contigo.
Gracias, Padre, por recordarnos que tú quieres hacerte humano en nosotros, en nuestra vida, en nuestros actos sagrados.
 
Los actos sagrados son todas aquellas Presencias de mi mente en la mente de Dios, aquí y ahora en mi vida.
 
En cada instante que miro con la mirada del Amor, que vivo enfrentándome al miedo de mis creencias erróneas para deshacerlo, sabiendo que no estoy sola. Sabiendo que está deshecho ya, que solo voy a reconocer su inexistencia, eligiéndome en cada instante, esa autoridad divina.
 
Y manifestándola en cada acción Inocente, en cada caricia, en cada proyecto, en cada trabajo, en cada escucha. Y en esos instantes que pasan desapercibido y que son tan amorosos: hacer una comida, pasear, contemplar, limpiar. Mi espacio, el espacio de mi familia…
 
Llevemos a Dios, al Amor y a la Presencia a cada instante de nuestra vida. Pues solo somos eso.
 
Permitamos que esa Presencia irradie la luz reflejada en cada acto amoroso, en cada acto que no sepamos, aunque estemos perdidos, pero que estemos preparados, dispuestos a encontrarnos en ese No Sé con la eternidad, con la sabiduría, con la conciencia del Amor de la Verdad.
 
Que fluya en cada instante de mi vida, en cada acción Inocente, en cada mirada, si yo así lo elijo.
 
Permitamos que Dios esté con nosotros, que el Amor nos guíe, nos lleve, nos refleje la Inocencia que somos. Aquí y ahora, y en cada instante.
 
Gracias Padre. 

 

Compartelo en las redes sociales